A pesar
de que este asunto ya está normado desde la Ortografía
de la lengua española de 1999, la duda sobre su tildación o no, todavía
sigue complicándoles la redacción a muchos escribientes que se topan con estas
palabras, y de pronto, la gran duda: se tildan o no se tildan.
Pues ya
no, y punto. Si necesitan un respaldo académico, hagan referencia a la Ortografía de la lengua española 2010. En
ella se prescribe lo siguiente: “… a partir de ahora se podrá prescindir de la
tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general
es, pues, no tildar nunca estas palabras”.
EXPLICACIÓN
Ahora
bien, ampliando un tanto el tema, se explica lo siguiente: “La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el
bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los
demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales,
funcionen como pronombres (Este es
tonto; Quiero aquella)
o como determinantes (aquellos tipos,
la chica esa), no
deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse
de palabras llanas terminadas en vocal o en -s,
bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante
distinta de n o s".
No obstante, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos (este, ese, aquel...) para
distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos. Esto, por ejemplo,
cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían
producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes:
- Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’]
Para evitar su confusión con
- Trabaja
solo los domingos [= ‘trabaja
sin compañía los domingos’]
Lo mismo sucedía con
- ¿Por
qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración)
Frente al siguiente caso
- ¿Por qué compraron
aquellos libros usados? (aquellos acompaña al sustantivo libros).
Sin
embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no
cumplía con el requisito fundamental que debería justificar el uso de la tilde diacrítica,
que es el de oponer palabras formalmente idénticas, pero de distinta función gramatical. Por ejemplo la tilde diacrítica para distinguir "dé" como verbo de la preposición "de" sin tilde.
Por esa razón, explica la Academia, se
podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. Además, agregan que las posibles ambigüedades pueden resolverse por el propio contexto comunicativo. En todo caso - comentan con vena de escritores - siempre pueden evitarse, buscando otras palabras u otros giros al enunciado.
En lo personal, me acomodaba más la prescripción anterior que recomendaba la tildación para distinguir su función. Pero, ni modo, las circunstancias cambian y, al parecer, la voluntad de de la Academia es allanar el camino sinuoso de la ortografía castellana para hacerla más querible por parte del hablante. No lo sé. No creo haya muchos homínidos castellanos que hayan llevado el curso de ortografía con mucha fascinación que digamos.
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